Capitulo 14 ¿Jesse?

Me quedé observandolo un momento, se acercó a mi y me tendió la mano, yo la cogí, y me ayudó a levantarme. Asentí, aunque yo sabia que mi afirmación no le convenria mucho.

- ¿Estas segura? era... ¿tu novio?- preguntó.

- Si estoy segura, y no es mi novio, solo eramos amigos- dije con tono triste.

Me miró fijamente a los ojos, siempre que hacia eso yo me derretia por dentro.

- ¿Erais?- preguntó.

Me encogí de hombros, los dos nos pusimos a andar y nos sentamos en un banco.

- No... se lo que ha pasado, creia que eramos amigos y... no se..., siento que no lo conozco- dije.

Era cierto, no lo conocía de nada, era un extraño, nunca me había hablado de su vida, sus padres o si alguna vez había tenido un perro o algo asi, me hubiera conformado con cualquier cosa, aunque no tuviera la más mínima importancia, pero por alguna razón, me caia bien, aunque tuviera ese aire misterioso, que a veces se pusiera en plan chulo, el era asi, o eso creo yo, la verdad es que no sabia exactamente quien era el, tampoco sabia la razón de porque lo habia visto en mis sueños, me dolia mucho haber perdido su amistad, y aunque el no me lo había dicho, yo sabia que tenia la culpa de el fin de nuestra amistad.

- Te importaba mucho ¿verdad?- preguntó sacandome de mis pensamientos.

- No... bueno, un poco...

Nos quedamos unos minutos en silencio, el aire cada vez era más frío, Sam, se quitó la chaqueta y me la ofreció.

- No, estoy bien- dije rechazandola.

- Tienes frío- dijo el.

Negué con la cabeza, y enpezé a tiritar, quiza si tenía frío, me miró y yo cogí la chaqueta y me la pase por los hombros, su chaqueta, era cálida, me sentía más cómoda, cerré los ojos durante unos segundos, los volví a abrir y el estaba mirando el cielo estrellado , yo hice lo mismo , hasta ahora no me había dado cuenta de el montón de estrellas que había, era precioso, lo malo era que había un par de nubes que amenazaban con taparlas, lo que significaba que iba a llover, suspiré, Sam se levantó del banco, yo le miré y el dijo:

- No te importa qué te deje sola ¿verdad?

- No, estaré bien, no te preocupes- forcé una sonrisa.

Me miró preocupado.

- Si pudiera me quedaría contigo, pero tampoco sería muy cortés de mi parte dejar sola a mi pareja de baile.

- Sam, te he dicho que no me importa, ademas Elizabeth ha venido muy guapa como para que la dejes plantada.

- Tu también luces muy hermosa esta noche- dijo el.

Eso hizo que me sonrojara un poco, vale, algo más que un poco. El sonrió.

- Tengo que irme, adios Gabriella- dijo el dando media vuelta.

Le vi dirigiendose nuevamente al baile.

- Adios- dije yo muy tarde.

Y me dirgí a mi habitación.


El lunes por la mañana en clase de Matemáticas, estaba pensando en Sam, en lo guapo que estuvo el sabado, pensar en eso me dibujó un sonrisa en el rostro.

- Señorita Martinez, ¿señorita Martinez?- levanté la cabeza, era el profesor, yo sonreí.

- ¿Podría hacer el favor de atender a clase? si no es mucha molestia- dijo.

- No, quiero decir, si, osea que si voy a atender a clase- dije nerviosa, siempre me ponía nerviosa.

- Eso espero- dijo el volviendo a la pizarra.

Esta vez si que intenté atender, pero no era fácil, aparte de que ya he dicho que las matemáticas no se me dan muy bien, cuando terminó la clase de matemáticas, Ashley se acercó a mi y dijo:

- ¿Por qué andas tan distraida?

- No estoy distraida.

Me miro, y luego sonrió.

- Ah, ya entiendo, pasó algo entre tu y Jared, ¿eh?- dijo con una sonrisa de complicidad.

La mención de Jared me puso triste de repente, ya me había olvidado de ello, miré al suelo,Ashley se dió cuenta de que había cambiado mi estado de ánimo,

- ¿Qué pasa?

 - No es nada, solo cosas mias- mentí.

 Ella me miró preocupada, me reproché a mi misma por no saber mentir.

 - No se, has cambiado de estado de ánimo en un segundo cuando he mencionado a Jared- dijo.

 Me encogí de hombros.

 - En serio, me gustaría saber que te pasa y asi poder ayudarte, pero si no me lo quieres decir esta bien, yo no me voy a enfadar contigo- dijo ella con una media sonrisa.

 A mi también me gustaría contarle todo lo que me pasaba, pero como ya he dicho, no puedo, aunque quizá la parte de Jared  si podría contarsela. Abrí la boca decirselo.

 - Ay, lo siento, voy a llegar tarde a clase- dijo ella mirando su reloj de pulsera.

- No pasa nada- dije.

- Me lo cuentas luego ¿vale?

Yo asentí. Ella se fué y yo hice lo mismo, entré a clase, y el profesor de historia aun no había llegado, una suerte, iba de camino a mi pupitre, y justo por mi lado pasó Jared, tan rápido que casi me caigo, yo me quedé donde estaba para ver si el se detenía, pero no lo hizo, pasó de mi como si yo no me encontrara ahí, se dirigió a su pupitre y empezó a sacar los libros, me hubiera conformado con un "lo siento". Me dirigí nuevamente a mi pupitre, y me senté, ¿por qué se comportaba asi? vale que ya no fueramos amigos, pero esa no era razón para que me tratara de esa manera. Cuando el profesor entró y empezó a dar la clase, nos recordó que esta semana había que entregar el trabajo, no iba a ser lo mismo si Jared y yo hacíamos el trabajo por separado, ademas, se supone que era un trabajo en parejas. La clase pasaba pero yo no podia atender, tenía que hablar con Jared, en vez de prestar atención o de tomar apuntes, estuve pensando en que le diría, sentía ganas de gritarle, aunque solo fuera para desahogarme un poco, es lo que iba a hacer, al acabar la clase, me apresuré a recoger los libros y meterlos en mi mochila, Jared salió de clase, yo me puse la mochila al hombro, y fuí tras el. Queria una explicación, y me la iba a dar quisiera o no.

 - ¡Ey! ¡Jared!- casi grité.

 Se detuvo y dió media vuelta, tenia tantas ganas de gritarle y de...

-¿Qué quieres?- preguntó el con un tono muy hostil, todo el coraje que sentía me abandonó de pronto al oir su tono de voz y ver como me miraba, me había quedado muda.

 - Emm... yo, bueno... querria que me dieras una explicación de porque te comportas de esta manera.

 Suspiró.

 - No tengo porque darte ninguna explicación de nada y, yo siempre me he comportado asi- dijo el.

 - Eso no es cierto, tu no eres el Jared que yo conozco- dije.

 Se acercó a mi y me miró a los ojos, eran fríos como el hielo.

 - Tu no sabes nada de mi, ¿y como estas tan segura de qué el Jared que tu "conoces" sea verdaderanente yo?

 Tenía toda la razón, yo... no lo conocía, pero de alguna manera sabia que el no era asi.

 - Bueno, si, no te conozco, pero se que no eres asi, y creia que eramos amigos, creia que yo te caia bien y que... no se... podriamos conocernos mejor y...- reprimí las ganas de llorara, porque en este momento, lo que más queri eera llorar.

 - ¿Y qué? ¿ser amigos para siempre y contarnos todos nuestros secretos? yo nunca dije que me cayeras bien o algo asi, más bien, creo que solo lo hacia porque me dabas lástima, una chica que nunca a tenido muchos amigos, fingir se me da demasiado bien, creo que ese deberia ser mi segundo nombre, y lo siento si te hice creer que eramos "amigos" pero no era asi- dijo el.

 No, no iba a llorar, aunque tenía muchísimas ganas, no lo iba a hacer, ahora tambié sentía rabia.

 - Eres la peor persona que conozco, se que dije que odiar se me da mal, pero te juro que ahora mismo estoy intentando con todas mis fuerzas odiarte.

 - Me alegro por ti- se giró para marcharse, pero se detuvo- ah, y una cosa más, deja de molestarme.

 - Dalo por hecho -dije yo.

Cuando se marchó yo me eché a llorar, aun tenia que asitir a un par de clases más, pero, no me sentía con ánimos de asistir a ninguna, salí fuera, iba a faltar a las clases siguientes, fuera no había nadie, el cielo estaba nublado y hacia frío, me senté en un banco, por suerte ya habia parado de llorar, no iba a permitir que aquello me pusiera asi, pero, no me lo esperaba de el, sinceramente creia que el era mi amigo, pero al parecer todo habia sido una mentira, una gran mentira. Me recogí el cabello en una coleta, ¿y ahora qué iba a hacer? no quería ir a clase y tampoco me apetecia ir a mi habitación y pasarme las horas siguientes aburriendome, eché la cabeza hacia atras y vi a alguien detrás mio, y llevaba una sudadera negra con capucha, la capucha la tenia puesta, no le podia ver la cara.

- ¡Bu!- dijo el.

Yo me levanté de el banco, y me giré a el.

- ¿Quién eres?- pregunté.

- A ti que te importa- respondió.

Tenía toda la razón, lo mejor que podia hacer era irme de ahí y dejarlo solo.

- Bueno, pues, adios- dije yo y cogí la mochila.

Di media vuelta y lo vi plantado delante mio. Di un salto hacia atras y me caí al suelo, era un vampiro.

- Venga, no diras que te sorprende, tengo entendido que sabes de vampiros, creo que eres la mascota de Sam.

Me fuí un poco hacia atras porque el se acercaba a mi.

- No te voy a hacer daño, aunque sinceramente me gustaria, hueles bien, no se porque Sam no quiere que te toquemos ni un pelo- dijo el.

Me quedé callada un momento.

- ¿No se supone que no deberias salir de día?- pregunté.

Suspiró.

- Los humanos sois estúpidos, se supone que no deberiamos salir cuando hay sol, y ahora mismo no lo hay

Se quitó la capucha, no deberia sorprenderme pero era muy guapo, tenia el pelo de un color entre el castaño y marrón claro, sus ojos eran de un azul verdoso.

- ¿Y qué pasa si te viera uno que no es de la clase nocturna?- pregunté.

Puso los ojos en blanco.

- Obviamente no hubiera salido, a esta ahora se supone que no hay ningun humano, sin contarte a ti claro esta.

Yo me levanté del suelo, me limpié un poco los pantalones.

- Y... ¿qué quieres?- pregunté.

- Conocerte, supongo, pero ya veo que eres igual que todos los humanos, no tienes nada de especial, la verdad.

Asentí. "Que simpático" pensé. Se sentó en el banco en el que yo me habia sentado, me giré nuevamente hacia el.

- ¿Y por qué...?- el hizo un gesto para que me callara.

- ¡Eh! ahora me toca a mi preguntar- dijo el.

- Claro- dije yo.

- ¿No se supone que deberias estar en clase?- preguntó.

- A ti que te importa- respondí yo.

Esbozó una sonrisa, miró al suelo.

- No me importa.

- Pues vale, pasemos a la siguiente pregunta- dije yo.

Volvió a levantar la cabeza.

- He decidido que no quiero preguntarte más cosas sobre tu penosa vida- dijo.

- ¿Gracias?

Se levantó del banco y me miró.

- Tengo que irme- dijo dando media vuelta.

Claro, ahora se iba ¿no?, ni siquiera se habia molestado en decirme su nombre, volvió a mirame.

- Jesse- dijo el.

- ¿Jesse?- pregunté confundida.

- Mi nombre es Jesse- dijo el- ya sabes, ese que tanto querias saber.

Abrí la boca para decirle algo.

- ¿Cómo has sabido lo que estaba pensando?- pregunté.

Creia que los vampiros no podian leer la mente.

- Eres nuy predecible- respondió.

Ya me lo habian dicho antes, se puso nuevamente la capucha.

 - Adios- dijo volviendose al bosque.

- Adios- dije yo.

Lo vi adentrarse en el bosque, era muy extraño.